Esta foto me la tome el 19 de Enero de 1995, sólo en el jardín de mi casa, celebrando con una cerveza cuando registré mis primeros 2.000 kilómetros sobre mi montañesa. Que fanatismo el de aquellos tiempos, se nota la juventud …, ahora me lo tomo con mucho mas calma, aunque sí puedo contarles que mi odómetro ha acumulado a la fecha, exactamente la friolera de 8.717 Kilómetros, a primera vista parece mucho pero la verdad es que los años transcurridos también son hartos.
Como Uds. saben, con mi hermano Felipe somos de origen provinciano y emigramos a esta ciudad en 1978, nos criamos estudiando en la semana internados en Chillán y los fines de semana yendo a ver a nuestros padres al terruño en Quillón, donde cuando éramos niños teníamos nuestros caballos, incluso un coche de tiro con el que armábamos excursiones con el Papá, después ya un poco menos niños pasamos a la pasión por las motos, actividad que también, junto a la pesca y a la caza compartimos con nuestro querido viejo.
Quizás, en todo esto se encuentra la causa que de repente llegué a vivir a una gran ciudad, como es Santiago, sin tener gusto alguno ni menos destreza para practicar algún deporte de “pelotero” como decía mi abuelo Miguel Luis, tan necesarios para poder aflojar el estrés y preocupaciones propios del diario vivir de la urbe. Así las cosas y cumplido ya los 30 con Señora e hijos, repentinamente me atacó una depresión, enfermedad traicionera y pegajosa, que si no es por el maravilloso descubrimiento de la bicicleta de montaña, me tendría sin lugar a dudas y hace mucho tiempo, bajo las profundidades de la tierra.-
Esto de la bicicleta, como siempre he dicho, tiene ventajas incomparables, cuales son que se puede practicar un deporte midiendo el esfuerzo que personalmente se desee imprimirle, y a la vez, mientras se desarrolla, se puede además conversar con los amigos, contar verdades y también algunas mentiras, y mirar el entorno y el paisaje, como dice el Flaco “mirar lejos” , todo lo cual es alimento esencial para el alma y junto al sano ejercicio son fuente de paz y de equilibrio para mi.-
El sábado recién pasado, iba paseando en bicicleta con dos amigos y uno de ellos sabiamente afirmo “si no fuera por la bicicleta de montaña ninguno de nosotros tres estaríamos aquí”, al menos en mi caso ello es toda una verdad.-
Pancho
Como Uds. saben, con mi hermano Felipe somos de origen provinciano y emigramos a esta ciudad en 1978, nos criamos estudiando en la semana internados en Chillán y los fines de semana yendo a ver a nuestros padres al terruño en Quillón, donde cuando éramos niños teníamos nuestros caballos, incluso un coche de tiro con el que armábamos excursiones con el Papá, después ya un poco menos niños pasamos a la pasión por las motos, actividad que también, junto a la pesca y a la caza compartimos con nuestro querido viejo.
Quizás, en todo esto se encuentra la causa que de repente llegué a vivir a una gran ciudad, como es Santiago, sin tener gusto alguno ni menos destreza para practicar algún deporte de “pelotero” como decía mi abuelo Miguel Luis, tan necesarios para poder aflojar el estrés y preocupaciones propios del diario vivir de la urbe. Así las cosas y cumplido ya los 30 con Señora e hijos, repentinamente me atacó una depresión, enfermedad traicionera y pegajosa, que si no es por el maravilloso descubrimiento de la bicicleta de montaña, me tendría sin lugar a dudas y hace mucho tiempo, bajo las profundidades de la tierra.-
Esto de la bicicleta, como siempre he dicho, tiene ventajas incomparables, cuales son que se puede practicar un deporte midiendo el esfuerzo que personalmente se desee imprimirle, y a la vez, mientras se desarrolla, se puede además conversar con los amigos, contar verdades y también algunas mentiras, y mirar el entorno y el paisaje, como dice el Flaco “mirar lejos” , todo lo cual es alimento esencial para el alma y junto al sano ejercicio son fuente de paz y de equilibrio para mi.-
El sábado recién pasado, iba paseando en bicicleta con dos amigos y uno de ellos sabiamente afirmo “si no fuera por la bicicleta de montaña ninguno de nosotros tres estaríamos aquí”, al menos en mi caso ello es toda una verdad.-
Pancho
2 comentarios:
Compadre Pancho: El mirar lejos es sin lugar a dudas el objetivo concreto de subirnos a nuestras "flacas yeguitas" porque la provincia nos enseñó y mostró un Chile verde, con más naturaleza que personas. Y eso a pesar de que nos hemos adaptado exitosamente a la urbe, siempre se hecha de menos...
Yo estoy experimentando ahora una nueva búsqueda deportiva, más urbana y acorde a nuestras edades y sobre ruedas de bicicletas por cierto, como en las grandes ciudades, Nueva York, Central Park, Ciclovias, visitando lugares que nunca vemos sobre nuestros autos, su Arquitectura, Barrio Brasil, Ejercito, y proximamente los invitaré a participar. Las Yeguas Flacas para este nuevo emprendimiento son diferentes, ágiles dóciles, cómodas, tienen otros adminiculos para llevar la máquina fotográfica, el tripode, etc.
Lo publicaré en un artículo especial...
Sigue escribiendo amigo mío que despues de El Mercurio están los articulos de los BRIMBRAMER'S y con la alegría de ver a Gonzalo con nosotros relatando y exponiendo eso viajes lejanos he iniciadores.
Francisco: estupendosu blog: ha sido una aventura especial en el tiempo y en el espacio abierto. Lleno de visiones de la naturaleza y del propio encantamiento de cada cual. Un cariño muy especial para cada uno de los integrantes. Gracias por hacerme participar...un abrazo, Raúl
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